jueves, 29 de junio de 2023

🔼 Por qué es importante reciclar el aceite de cocina usado

 Sólo un 4,2% del aceite consumido en los hogares españoles es depositado en los puntos habilitados para ello en lugar de desecharlo por el desagüe. Ello provoca importantes perjuicios económicos y medioambientales y evita que se le puedan dar a este residuo nuevos usos, como la fabricación de combustibles renovables


La duda se repite una y otra vez en los hogares españoles y, probablemente, en los de todo el mundo. ¿Qué hacer con el aceite que se ha utilizado para freír croquetas o para hacer tortilla de patatas una vez que ha acabado su vida útil? Y lo cierto es que los expertos han respondido tantas veces la pregunta, que parece una obviedad que no es necesario repetir: el aceite de cocina usado no se debe tirar por el desagüe, porque hacerlo tiene graves consecuencias medioambientales.


El dato que aporta la Fundación Aquae para avalar esa recomendación es demoledor: un litro de agua desechado de esa forma puede contaminar 1.000 litros de agua en un momento en el que el cambio climático ha convertido en más urgente y prioritario que nunca hacer un uso eficiente de ese recurso natural.


Las explicaciones de ese impacto son varias. En las aguas que son recogidas por las estaciones depuradoras, los aceites y grasas alimentarias que vertemos en nuestros fregaderos pueden provocar unas enormes bolas de grasa que atascan los colectores de esas instalaciones hídricas. Como consecuencia de ello, el proceso de tratamiento de aguas residuales se vuelve más lento y más costoso, además de generar malos olores en el entorno. Así, se estima que ese sobrecoste alcanza los 90 millones de euros al año en nuestro país.


Pero el daño puede ser mayor aún cuando esas bolas de aceite llegan hasta los ríos, mares y océanos, porque forman una densa capa de grasa en la superficie de los mismos que impide que el oxígeno la atraviese, con el daño que ello implica para la biodiversidad de esos entornos acuáticos.


UNA SOLUCIÓN PARA DESCARBONIZAR EL TRANSPORTE

Porque puede parecer que son solo pequeñas cantidades de aceite y que se diluyen sin más, pero lo cierto es que ambas percepciones son falsas. Ni el aceite se diluye, ni son pequeñas cantidades. Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en los hogares españoles se consumieron 12 litros de aceite por persona en 2021. Si a ese consumo doméstico se suma el industrial y el de restauración, la cifra total aceite usado que se genera en nuestro país alcanza los 150 millones de litros.

Por eso los expertos llevan tiempo reclamando a los usuarios que se evite desechar el aceite por el desagüe. Para empezar, dando una primera pasada con papel a las sartenes antes de lavarlas. Pero sobre todo, guardando ese aceite usado en recipientes que puedan después trasladarse a los puntos habilitados para su recogida.


Entre otros motivos, porque en esos lugares se puede hacer una gestión más adecuada de estos residuos y porque desde allí pueden iniciar un camino que les permita dejar de ser residuos para convertirse en materia prima de nuevos productos como los combustibles renovables.


Así, un deshecho orgánico que puede provocar un daño medioambiental debido a una gestión inadecuada al final de su vida útil permite desarrollar un combustible renovable que ayuda a descarbonizar el transporte incluso con los motores convencionales. Un ejemplo claro de cómo la economía circular y la innovación se han convertido en herramientas clave para dar respuesta a los desafíos que presenta la lucha contra el cambio climático.


Conscientes de todo ello, Repsol ha decidido ofrecer su amplia red de estaciones de servicio como punto de recogida del aceite de cocina usado. De momento, es posible entregarlo en alrededor de 150 estaciones de servicio de la Comunidad de Madrid gracias a la colaboración que vienen manteniendo la compañía multienergética y el gobierno regional.


"Esta iniciativa ejemplifica nuestro compromiso con la economía circular y con la descarbonización del transporte, del que queremos hacer partícipes a nuestros clientes", declaró el director general del área de Cliente de Repsol, Valero Marín, durante la presentación del proyecto.

Precisamente, Repsol es una de las compañías que más fuerte han apostado por la producción de combustibles renovables. Así este mismo año pondrá en marcha la primera planta de fabricación de biocombustibles avanzados de la Península Ibérica, que producirá 250.000 toneladas de este combustible renovable para sumarlas a las 750.000 que ya produce actualmente la compañía. Una actividad para la que es crucial poder reciclar aceite de cocina usado.


"Es un residuo al que hay que darle una salida y una oportunidad excelente es utilizarlo como materia prima para fabricar biocombustibles avanzados", argumenta Rafael Roldán, investigador del Repsol Technology Lab. "Con su aprovechamiento podemos generar este tipo de combustible renovable que es cero emisiones netas y puede utilizarse en los motores actuales de coches, camiones, aviones o barcos", añade.


Y lo más interesante de todo es que ese residuo que hemos estado desechando durante años es reciclable prácticamente en su totalidad. "De cada 100 litros de aceite reciclado se obtienen 80 litros de biocombustible", explica el experto del CSIC Jose Miguel Campos. Pero además, del 20% restante, como él mismo explica, "un 5-10% se puede transformar en biopropano, un biogás equivalente al GLP que utilizamos en las bombonas de calefacción".


30 CÉNTIMOS DE SALDO DE WAYLET POR LITRO DE ACEITE

Para los usuarios que depositen su aceite de cocina usado en las estaciones de servicio de la compañía, la ventaja será doble. Por un lado, les facilitará la gestión sostenible de este residuo en un punto de proximidad. Bastará con llevarlo almacenado en botellas de plástico de uno o dos litros cerradas con tapón, hasta un máximo de cinco litros.


Pero, además, porque al hacerlo podrán obtener, por cada litro de aceite depositado, un saldo de 30 céntimos en Waylet, la app gratuita de pago y fidelización de Repsol. Lograrlo será muy sencillo. Se descarga Waylet, se entrega el aceite en una de las estaciones de servicio habilitadas para ello y se utiliza la propia app para escanear el código QR facilitado por el personal que recoja la botella. "Este nuevo servicio refuerza nuestro vínculo con el cliente, que es el centro de nuestra actividad. Esperamos que acojan esta acción con la misma ilusión con la que nosotros la estamos poniendo en marcha", subrayó Marín.

Lo cierto es que facilitar e incentivar la gestión sostenible del aceite usado por parte de los ciudadanos será clave para dejar de suspender como país en esta asignatura: somos uno de los países con mayor producción de este residuo debido a que las frituras son muy importantes en nuestra gastronomía, pero uno de los que presentan una menor cuota de recogida.


Y ello, pese a que se procesa correctamente el 72% del aceite usado en el canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), según cifras de la Asociación Nacional de Gestores de Residuos (Geregras). Un porcentaje bastante aceptable, pero que se reduce hasta el 4,2% entre los particulares. Es decir, un 85,8% del aceite que se usa en los hogares españoles no se gestiona adecuadamente ni se lleva a un punto limpio o un lugar de recogida, sino que acaba en el alcantarillado y generan un impacto ambiental y económico muy negativos.


Mientras en países como Bélgica se logra recolectar el 60% del aceite doméstico gracias al sistema de recogida que tiene implantado por todo el territorio nacional, el que se usa en los hogares españoles no se gestiona adecuadamente ni se lleva a un punto limpio o un lugar de recogida, sino que acaba en el alcantarillado y generan un negativo impacto ambiental y económico. Una tendencia que se pretende corregir con medidas como la Ley 7/2022, aprobada en abril del año pasado y por la que se establece la obligación, a partir del 31 de diciembre de 2024, de recoger de manera segregada residuos aprovechables como los aceites de cocina usados.


Así que ya lo sabe, la próxima vez que necesite deshacerse de aceite usado porque haya dejado de serle útil en la cocina, no lo deseche por el fregadero. En vez de eso, guárdelo en una botella de plástico, llévelo a un punto limpio o a un punto de recogida de Repsol. Un gesto sencillo, pero que permite que ese aceite deje de ser un residuo para ser una materia prima. O que deje de ser un problema medioambiental para ser una solución, gracias a la economía circular.

ENLACES:

https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/medio-ambiente/2023/05/30/6475dc6bfc6c83e35f8b4590.html

viernes, 16 de junio de 2023

Gorilas al borde de la extinción

 

Los gorilas comparten más del 97% del ADN con el ser humano, por lo que además de ser los simios más grandes del planeta, también son los primates más cercanos al hombre aparte del chimpancé. Sin embargo, estas similitudes no se plasman en la práctica: la acción del hombre ha llevado a las poblaciones de gorila a un equilibrio difícil de sostener.



El planeta Tierra está poblado por una gran amalgama de especies que le dan sentido y que, sin la inigualable comunión que forman entre todas ellas, el equilibrio natural establecido se vendría abajo. Hay especies de todos los tamaños, cualidades y formas, pero el ser humano siempre ha sentido un poder de atracción que va más allá de la mística con los grandes simios. La presencia de antepasados comunes entre los homínidos hacen que la curiosidad y las preguntas antropológicas lleven al ser humano a buscar respuestas en sus parientes más cercanos, y ahí es cuando la fascinación por estos primates pasa a un primer plano.

Sin embargo, la evolución de la raza humana ha traído consigo desafíos, no solo para el hombre, sino también para todas las especies que comparten planeta con él. La situación de los gorilas en la actualidad ha pasado a un plano más elevado: su supervivencia ya no es un desafío para ellos, se ha convertido en una obligación como especie que lucha contra la extinción.

En la actualidad, dos especies del género Gorillapueblan las selvas más frondosas de África: el gorila occidental (Gorilla gorilla), del que se escinden las subespecies de gorila oriental de tierras bajas y el gorila Del Río Cross; y el gorila oriental (Gorilla beringei), donde el gorila de montaña y el gorila de Grauer son las dos subespecies. La familia de gorilas ha visto como se reducía durante décadas sin capacidad de actuación mientras el ser humano afectaba, de manera directa e indirecta, a sus poblaciones.

Situación crítica para los gorilas

No es casualidad que ambas especies de gorila se encuentren en la Lista Roja de Especies Amenazadas que elabora la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés). Por desgracia para estos grandes simios, las dos especies se encuentran catalogadas en peligro crítico de extinción con unas comunidades cuyas poblaciones van en regresión año tras año. La caza furtiva, la fragmentación de los ecosistemas, la destrucción de los hábitats y la inseguridad reinante en los países africanos son las principales causas del declive de las poblaciones de gorilas hasta un punto insostenible.


A día de hoy, tan solo existen en libertad 1.063 gorilas de montaña, mientras que en 2016 sobrevivían poco más de 3.800 ejemplares de gorila de Grauer, la subespecie más grande de todos los gorilas, pudiendo llegar hasta los 210 kilos de peso. Una exhaustiva investigación llevada a cabo por la IUCN junto a la organización Global Wildlife Conservation puso de relieve que se había producido un "catastrófico descenso" del 77% de la población de gorila de Grauer en tan solo una generación, es decir, desde 1990. El estudio apuntaba claramente a la caza ilegal como la causa principal de semejante caída en la población.


A día de hoy, el furtivismo sigue siendo la mayor amenaza de los gorilas, aunque nuevos factores comienzan a abrirse paso: no solo el cambio climático está afectando al planeta en todos los órdenes y está propiciando que la meteorología sea más cambiante, sino que la aparición de nuevas enfermedades también está haciendo mella en los mayores simios del planeta. En 2006, la revista Science publicó un estudio que advertía que 5.000 gorilas habían fallecido a causa de ébola en el Congo y Gabón. La enfermedad había sido transmitida por el contacto con humanos y en los gorilas provocó tasas de mortalidad que ascendían hasta ratios comprendidos entre el 90 y el 95%.


Nuevos desafíos para una población mermada

Como se ha visto en el caso de otras enfermedades zoonóticas como el ébola, la transmisión de virus entre humanos y simios es un factor a tener en cuenta, más si cabe en pleno 2020, con la pandemia de la COVID-19 cambiando todos los órdenes establecidos. Uno nuevo varapalo para la ya mermada población de gorilas que, sin capacidad de defensa ante un virus, se limita a seguir con su vida en las selvas de Congo, Ruanda o Uganda.

Estos países, que organizaban expediciones turísticas controladas para visitar a los gorilas de montaña, han tenido que parar esas actividades a causa de la pandemia para evitar contagios entre especies. La salud de los gorilas es lo primero y dados los precedentes, no es sensato arriesgar. Pero, sin dinero, surge el problema de la falta de ingresos para protegerlos. Indirectamente, la COVID-19 también ha afectado a estas colonias aisladas de primates.

En la frontera que conecta Congo, Uganda y Ruanda se encuentran los volcanes Virunga y, un poco más al norte, el Parque Nacional Impenetrable de Bwindi, hogar de los gorilas de montaña (Gorilla beringei beringei). Desde la altura dominan el paisaje y conocen todos los entresijos de las selvas que habitan. Son dos colonias aisladas, pero contienen la totalidad de los gorilas de montaña del planeta. Ahí también llega la acción del hombre.


Caza ilegal de gorilas

Sus mermadas comunidades son fruto de décadas de persecución y caza ilegal, en especial de los machos espalda plateada, los incontestables líderes de la manada. Pero para entender el verdadero impacto de la acción del ser humano en estas comunidades se tiene que ir un paso más allá y tratar de comprender qué es lo que ha llevado al hombre hasta esas selvas impenetrables en mitad de las montañas.


Lo primero es la curiosidad, lo mismo que llevó a Dian Fossey, la primatóloga y conservacionista, hasta las montañas de Virunga para estudiar y proteger a estos primates. Lo segundo es el dinero, la tentación que atrajo a miles de cazadores furtivos durante décadas para abatir ejemplares de gorila y posteriormente venderlos en el mercado negro o, simplemente, coleccionarlos como trofeos. Lo último es la guerra, la inestabilidad y la falta de seguridad que han vivido tradicionalmente los países africanos, alterando el entorno de los gorilas y empujando a muchos ciudadanos a unirse a grupos furtivos en busca de dinero fácil.

A pesar de las alteraciones en su modo de vida, las especies siguen en su carrera de fondo contra la extinción porque la selección natural y la adaptación al entorno así les obligan. Es adaptarse o morir para los gorilas, y la ayuda del ser humano puede decantar la balanza.


ENLACES:

https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/naturaleza-indomita-gorilas-peligro-extincion_15925

Científicos elaboran el primer mapa de la biodiversidad de las abejas

 


https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/cientificos-elaboran-primer-mapa-biodiversidad-abejas_16105

Actualización de la Lista Roja de la UICN 2020: el bisonte europeo se recupera pero 31 especies son declaradas extintas

 


https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/bisonte-europeo-se-recupera-y-31-especies-son-declaradas-extintas-actualizacion-lista-roja-uicn_16164

Reverdecer el Sahara

 



https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/reverdecer-sahara_16194

Tristán de Acuña, un nuevo santuario para la vida silvestre

 


https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/tristan-acuna-nuevo-santuario-para-vida-silvestre_16228

Las praderas marinas de posidonia pueden capturar y extraer plásticos vertidos al océano

 


https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/praderas-marinas-posidonia-pueden-capturar-y-extraer-plasticos-vertidos-oceano_16254

Los científicos vaticinan un futuro desolador para el planeta

 




https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/cientificos-vaticinan-futuro-desolador-para-planeta_16243

¿Quedan rincones vírgenes la Tierra? No más de un 3% según un nuevo estudio

 


https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/quedan-rincones-virgenes-tierra-no-mas-3-segun-nuevo-estudio_16800

Los orangutanes de Borneo están, literalmente, muriendo de hambre

 




https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/orangutanes-borneo-estan-literalmente-muriendo-hambre_16916

La llegada de los colonos europeos provocó la extinción muchos reptiles del Caribe

 



https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/llegada-colonos-europeos-provoco-extincion-muchos-reptiles-caribe_16964

Árboles transgénicos para frenar el desierto

 La salud de los árboles en zonas desérticas resulta crucial para que las comunidades que viven en las zonas colindantes puedan aprovecharse de un ecosistema más fértil y productivo. Soluciones como los árboles transgénicos surgen como alternativas que pueden ayudar a reverdecer estas regiones.

Las caravanas Tuareg que cruzaban el desierto del Sáhara para comerciar con la sal de Bilma veneraban al árbol de Teneré. El único árbol que encontraban en su travesía de más de quinientos kilómetros se había convertido en tabú. Era un árbol sagrado, respetado por todos y uno de los pocos puntos de referencia en la uniformidad de la duna sahariana.

En realidad, el árbol de Teneré era el más aislado y solitario del mundo. Una acacia al noroeste de Níger, a unos 400 km del árbol más cercano. Pero en una noche de 1973, un conductor borracho acabó con él. La historia del árbol de Teneré nos ayuda a entender por qué, en la actualidad, se está planteando la posibilidad de plantar árboles transgénicos para restaurar desiertos.

Origen del desierto del Sáhara

El árbol de Teneré era el último vestigio de un pasado no demasiado remoto en el que un exuberante manto de vegetación cubría gran parte de lo que hoy es el desierto del Sáhara. Algo que ocurrió hasta hace 5.500 años. Entonces, se produjo una de las oscilaciones climáticas que, de forma natural, se suceden cada varias decenas de miles de años: cambió la radiación solar, lo que alteró la fuerza del monzón e indujo una gran sequía sobre la zona.

Pero el cambio en la radiación solar no explica, por sí solo, la extensión actual del desierto del Sáhara. Hubo otro factor que amplificó la sequía: los cambios en la vegetación. La lluvia en zonas de influencia monzónica necesita que la vegetación recicle el agua de lluvia y la devuelva a la atmósfera. Así puede volver a precipitar un agua que, sin árboles, se perdería.


Es decir, que los ecosistemas saharianos de hace cinco milenios entraron en una espiral catastrófica donde un cambio en la radiación solar repercutió negativamente sobre la precipitación, lo que disminuyó su cobertura vegetal. Al perderse parte de la vegetación, la precipitación disminuyó todavía más, lo que agudizó la pérdida de vegetación, por lo que la lluvia escaseó aun más y así sucesivamente hasta llegar al desierto actual.


Plantar árboles para frenar el desierto

Por eso, para los 500 millones de personas que viven en el borde de desiertos (principalmente en África, pero también en partes de Asia central) resulta crucial plantar árboles y asegurar su supervivencia: no hay agua sin ellos.


A tal efecto se han puesto en marcha diferentes programas de reforestación a gran escala, tanto en África como en Asia. El más emblemático tal vez sea el de la Gran Muralla Verde, que busca frenar, e incluso revertir, el avance del desierto a lo largo de 8.000 kilómetros en el sur del Sahel.

Sin árboles no hay agua, por lo que resulta crucial asegurar su supervivencia para tener un impacto positivo en las comunidades que viven al borde de los desiertos

Las comunidades rurales que viven en el límite del desierto necesitan árboles para la lluvia, pero también leña para cocinar y, a ser posible, que aporten alimentos para el ganado. Y este es un balance crítico ya que la necesidad de leña en ambientes desérticos puede fomentar su degradación, por lo que se requiere de árboles con crecimiento rápido. Por lo menos, con unas tasas de crecimiento mayores a las de sustracción.

¿Cómo logramos árboles que crezcan en un desierto extremo y que, a la vez, aporten leña y recursos a la población local?


Compromisos evolutivos

El “superárbol”, entendido como el árbol perfecto, no existe. Esto es, los árboles con mayores tasas de crecimiento son, generalmente, los más vulnerables al estrés y viceversa: una elevada resistencia al estrés suele penalizar el crecimiento. Lograr árboles que resistan al estrés y que produzcan madera rápidamente es, por tanto, un reto importante.

La Gran Muralla Verde busca frenar e incluso revertir el avance del desierto a lo largo de 8.000 kilómetros en el sur del Sahel

La evolución natural de las especies no conduce a superorganismos capaces de cualquier cosa: cada adaptación tiene un coste. Los árboles que crecen rápido, por ejemplo, lo hacen a expensas de generar madera poco densa que, a su vez, es poco resistente a la sequía.


Árboles transgénicos

Por eso, un grupo de investigación ha desarrollado árboles transgénicos que minimizan este tipo de compromisos evolutivos. En concreto, se ha trabajado con dos especies de chopo: Populus euphratica y Populus tomentosa.

P. euphratica es un chopo muy resistente a la sequía y a la salinidad, común en los desiertos de Asia, mientras que P. tomentosa es una especie de crecimiento muy rápido.

El trabajo consistió en insertar en P. tomentosa uno de los genes responsables de la gran resistencia a la sequía en P. euphratica. El gen introducido es un promotor de los brasinosteroides: una hormona que fomenta el crecimiento y la supervivencia bajo condiciones de estrés.


Esta nueva línea de chopos no está todavía lista para ser usada en plantaciones, pero se está trabajando en ello. En un futuro cercano nos encontraremos con un número, cada vez mayor, de proyectos que plantean la introducción de árboles transgénicos con fines de restauración.

Otras experiencias con árboles transgénicos

En Estados Unidos, por ejemplo, el Departamento de Agricultura está actualmente valorando la posibilidad de plantar castaños transgénicos en los bosques. En ese caso, una enfermedad fúngica se esparció rápidamente desde el zoo del Bronx hasta el resto del país, diezmando las poblaciones de este árbol tan carismático.


En el imaginario colectivo, los cultivos transgénicos tienen mala prensa. A pesar de los beneficios ambientales que aportan, como las disminuciones drásticas en el uso de pesticidas. Es posible que la idea de introducir árboles transgénicos en espacios naturales, con fines de restauración, agrade aun menos.


No es asunto baladí y no se está abogando por el uso de árboles transgénicos en plantaciones a gran escala. Se está desarrollando, sencillamente, una herramienta más para la gestión sostenible de los ecosistemas. Una herramienta que deberá ser evaluada rigurosamente, como cualquier otra. Eso sí, evaluada en base a criterios científicos y técnicos, pero no en base a prejuicios. Esto no va de buenos contra malos, sino de cómo restaurar ecosistemas degradados.


https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/arboles-transgenicos-para-frenar-desierto_16990

Los niveles de oxígeno de los lagos templados están en declive

 





https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/niveles-oxigeno-lagos-templados-estan-declive_16972

jueves, 15 de junio de 2023

La combinación de pesticidas y herbicidas incrementa la mortalidad de las abejas

 




https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/efecto-combinado-pesticidas-y-herbicidas-incrementa-mortalidad-abejas_17207

La contaminación lumínica desorienta a los animales que se guían con el cielo nocturno

 


https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/contaminacion-luminica-desorienta-a-animales-que-se-guian-cielo-nocturno_17233

Analizan las causas del nuevo evento de mortalidad de fauna en el Mar Menor

 



https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/analizan-causas-nuevo-evento-mortalidad-fauna-mar-menor_17240

Nigeria se revela como el epicentro del tráfico de pangolines

 




https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/nigeria-se-revela-como-epicentro-trafico-pangolines_17525

Así reaccionan los corales al cambio climático

 




https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/asi-reaccionan-corales-cambio-climatico_17542

La Gran Muralla Verde del Sahel: convertir de forma rentable un desierto en un vergel

 




https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/gran-muralla-verde-sahel-convertir-forma-rentable-desierto-vergel_17552

Qué es una macrogranja y cómo impacta en el medioambiente

 



https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/que-es-macrogranja-y-como-impacta-medioambiente_17760

Hallada en la Antártida la zona de reproducción de peces más grande del mundo conocida hasta la fecha

 



https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/hallada-antartida-zona-reproduccion-peces-mas-grande-mundo-conocida-hasta-fecha_17759

El cambio climático, el gran peligro para los pingüinos

 



https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/cambio-climatico-gran-peligro-para-pinguinos_17780

El koala, declarado en peligro de extinción

 




https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/koala-declarado-peligro-extincion_17857

Las plantas colonizan la Antártida por el cambio climático

 



https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/plantas-colonizan-antartida-por-cambio-climatico_17868

Las especies tropicales son las más amenazadas por el cambio climático

 




https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/especies-tropicales-son-mas-amenazadas-por-cambio-climatico_17842

Un iceberg liberó más de 152.000 millones de toneladas de agua al derretirse

 



https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/iceberg-libero-mas-152000-millones-toneladas-agua-derretirse_17785

El Parque Nacional de Yellowstone, un icono de la naturaleza americana

 



https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/grandes-reportajes/yellowstone-naturaleza-americana_10918

Buitres, unas aves carroñeras indispensables

 




https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/buitres-aves-carroneras-injusta-reputacion_10971

Un estudio consigue catalogar 800 lagos subglaciales en 2022

 




https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/estudio-consigue-catalogar-800-lagos-subglaciales-2022_17800

La migración de las ballenas ayudará a crear el nuevo acuerdo de protección de los océanos

 




https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/migracion-ballenas-ayudara-a-crear-nuevo-acuerdo-proteccion-oceanos_18007

🔼 Las islas de coral, amenazadas por la subida del nivel del mar

Se estima que la subida media del nivel del mar será de entre 60 y 80 centímetros para el final del siglo XXI, lo que supone un problema para islas de poca elevación como las Maldivas. El crecimiento de los corales tiene la llave para un futuro viable a largo plazo.




Las islas de coral son unas de las zonas más vulnerables a la subida del nivel del mar asociada al calentamiento global debido a su baja elevación. Un buen ejemplo es el archipiélago de las Maldivas, situado en el océano Índico.

A diferencia de otras zonas del mundo, en las que la población de zonas costeras tendría la opción de trasladarse a tierras más elevadas ante una eventual subida del nivel medio del mar, estas islas son muy pequeñas, típicamente de pocos kilómetros cuadrados, y carecen de partes altas donde poder resguardarse en caso de una inundación permanente o temporal proveniente del mar.


¿Cómo se forman las islas de coral?

Estas islas se encuentran ubicadas a lo largo de un atolón, una formación anular creada por el crecimiento vertical gradual de los corales, por lo que únicamente se encuentran en zonas en las que las condiciones para el crecimiento de estos son adecuadas. Esto se reduce a las regiones tropicales donde la temperatura del agua se mantiene caliente durante todo el año.

La explicación más aceptada de la formación de los atolones en los que se encuentran las islas de coral fue dada por Darwin a mitad del siglo XIX.

El proceso comenzaría con una erupción volcánica en una región tropical, que crearía una isla en cuyo perímetro empezarían a crecer los corales. Debido a la subsidencia de la isla, un proceso lento por el que se va hundiendo en el mar, los corales van creciendo verticalmente, de manera que quedan siempre cerca de la superficie del agua. Así se va formando el posterior atolón.


La erosión de los corales debida a la acción del oleaje genera sedimentos que el mismo oleaje deposita sobre el atolón y forma las islas de coral que se conocen hoy en día.

Consecuencias del aumento del nivel del mar

La subida media del nivel del mar, que se estima será de entre 60 y 80 centímetros para final de este siglo, puede tener consecuencias directas en el ecosistema que forman las islas de coral y en las personas que vive en ellas.


Los corales necesitan estar cerca de la superficie del mar para poder sobrevivir. Si el ritmo de subida del nivel medio del océano no puede ser compensado por el ritmo de crecimiento vertical de los corales, estos quedarán cada vez más lejos de la superficie, lejos de las condiciones óptimas para su desarrollo, e irán muriendo. Con su desaparición desaparecería también toda la vida marina que sustentan.

Se estima que la subida media del nivel del mar será de entre 60 y 80 centímetros para el final del siglo XXI.

Si los corales serán capaces de crecer a un ritmo lo suficientemente rápido para ir compensando el aumento del nivel medio del mar es todavía una pregunta científica abierta que se mantiene sin una respuesta clara. A ella habría que sumar otros factores derivados del cambio climático que afectan a la salud de los corales, como los eventos de blanqueamiento debido a los cambios en el pH del agua de mar.


Hacia una inundación perpetua

Pero mucho antes de que todo esto ocurra, las personas que viven en estas islas de coral van a ser las primeras en notar los efectos directos de la subida progresiva del nivel medio del océano.


Las Maldivas, por ejemplo, son un conjunto de 1.192 islas, de las cuales 188 están habitadas. Su elevación media es de entre 0,5 y 2,3 m sobre el nivel medio del mar. Con una elevación media tan baja, estas islas sufren y han sufrido inundaciones parciales y totales de manera recurrente.


Un ejemplo de este tipo de inundaciones es el evento que tuvo lugar el 15 de mayo de 2007 en el que 68 islas quedaron total o parcialmente cubiertas por agua debido a oleaje remoto formado en el océano Austral. Más recientemente, el 13 de mayo de 2021, un aeropuerto recién construido fue completamente inundado por la acción de las olas generadas por una tormenta cercana.

La elevación media de las Maldivas es tan baja que estas islas sufren y han sufrido inundaciones parciales y totales de manera recurrente.

Este tipo de inundaciones, si bien no suelen causar daños personales, generan daños materiales como la salinización de las reservas de agua potable y de los campos de cultivo, la inutilización de redes eléctricas y la destrucción de casas y defensas costeras.

Con la subida del nivel del mar, episodios de oleaje que antes no causaban inundaciones sí que lo harán y las islas pasarán a sufrir inundaciones más frecuentemente. Dejarán de ser habitables mucho antes de que estén por debajo del nivel del mar permanentemente (siempre y cuando los corales no sean capaces de compensar la subida del nivel del mar con su crecimiento vertical).


La pregunta que los habitantes de estas islas y sus gobiernos deben responder es cuál es la frecuencia de inundación tolerable desde el punto de vista humano y económico: ¿una vez cada 5 años? ¿Una vez cada año? Otro debate surge debido a estos episodios: ¿qué se puede hacer para proteger a la población local de estas inundaciones?


Medidas para proteger a las personas

En la actualidad, en Maldivas se están llevando a cabo tres medidas diferentes para paliar los efectos de las inundaciones. La primera es proteger las islas más vulnerables con diques a lo largo de sus costas. El claro ejemplo de esto es Malé, la capital del país, que alberga más de 100.000 habitantes –alrededor del 40% de toda la población de las Maldivas– en una isla de unos 2 kilómetros de largo y que ha sido rodeada completamente por diques para protegerla de inundaciones generadas por oleaje.

Pero Maldivas tiene más de 180 islas habitadas. Protegerlas todas requiere una inversión económica que el país no se puede permitir, además de que estas intervenciones tienen contrapartidas ecológicas importantes y aumentan la erosión costera.


La segunda medida es trasladar a la población de islas que no se pueden proteger a otras que sí que están protegidas: entre 1968 y 2018, se han producido 29 de estas relocalizaciones.


La tercera medida es la construcción de nuevas islas, con una altura superior y fuertemente protegidas para albergar a la población que se traslada de unas islas a otras. Un ejemplo es Hulhumalé, una isla artificial al noreste de la capital y conectada a esta por un puente que se construyó para aliviar la densidad de población de Malé y albergar la población de otras islas más vulnerables. Si estas medidas son efectivas solo el tiempo lo dirá.

ENLACES:

https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/islas-coral-amenazadas-por-subida-nivel-mar_18079

La pesca del calamar, en el punto de mira de la protección oceánica

 




https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/pesca-calamar-punto-mira-proteccion-oceanica_17951

Más del 21% de los reptiles del planeta están en peligro de extinción

 




https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/nueva-mirada-a-biodiversidad-reptiles_18190

La genética ofrece a las vaquitas de mar una esperanza ante la extinción

 



https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/genetica-ofrece-a-vaquitas-mar-esperanza-ante-extincion_18226

Comprobado, el tráfico ilegal de arácnidos en Internet es cada vez mayor

 


https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/trafico-ilegal-aracnidos-esta-alza-internet_18266

Los nuevos zoológicos: neveras de genes

 



https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/nuevos-zoologicos-neveras-genes_18313

Cabliers, el gran arrecife de coral del Mediterráneo

 



https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/cabliers-gran-arrecife-coral-mediterraneo_18334

El pez león, el letal invasor del Mediterráneo

 



https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/pez-leon-letal-invasor-mediterraneo_18401

Maldivas, los bastidores del paraíso

 


https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/maldivas-bastidores-paraiso_18422

En España hay más de un millón de jabalíes, un número que podría duplicarse en 2025

 




https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/espana-hay-mas-millon-jabalies-numero-que-podria-duplicarse-2025_18440

🔼 Los vikingos acabaron con las morsas en Islandia

 El alto valor de productos como el marfil probablemente llevó a una intensa caza, lo que exacerbado por un clima más cálido y el vulcanismo, resultó en la extinción de la morsa en Islandia, según demostró


FOTO: ISTOCK

Cualquiera que haya oído hablar de los vikingos, sabrá de la fama de estos como curtidos guerreros y auténticos lobos de mar. Pero, ¿hasta qué punto fueron buenos pescadores y cazadores? La respuesta puede encontrarse en las costas de Islandia, donde las morsas que un día allí habitaron pudieron dar fe de ello.

Hoy en día es posible encontrar a las dos subespecies de morsas que habitan nuestro planeta [Odobenus rosmarus rosmarus y Odobenus rosmarus divergens] repartidas por varios puntos del océano Ártico, desde Canadá, pasando por Groenlandia, hasta las costas rusas. Pero sin embargo no hay rastro de ellas en Islandia. ¿Cuál fue el destino de estos pinnípedos? Todo parece apuntar a que los vikingos acabaron con ellas.

¿Dónde están las morsas islandesas?

La expansión de los nórdicos a través del Atlántico norte ofrece una rara oportunidad de estudiar los efectos de la llegada humana a lugares inexplorados y la explotación temprana de los recursos marinos. Hoy en día, no existe una población local de morsas en Islandia donde con total seguridad, los datos y el registro fósil, así como los patrones de distribución de la especie, como las condiciones ecológicas apuntan a que deberían encontrarse allí.


FOTO: ISTOCK

Del mismo modo, los restos óseos, los nombres de lugares y las fuentes escritas sugieren que en Islandia habitaron morsas, y que estas fueron fuertemente perseguidas por los nórdicos durante los períodos de asentamiento entre los años 870 al 1262 d.C. en este sentido estudio titulado Disappearance of Icelandic Walruses Coincided with Norse Settlemen publicado recientemente en la revista Molecular Biology and Evolution investiga el momento, la distribución geográfica y la identidad genética de las morsas en Islandia mediante la combinación de información histórica, nombres de lugares, dataciones por radiocarbono y análisis genómicos.

Una población local de morsas genéticamente distinta a las actuales se extinguió poco después del asentamiento nórdico en Islandia

Los resultados del mismo respaldan que una población local de morsas genéticamente distinta a sus parientes actuales se extinguió poco después del asentamiento nórdico. "Existe una creciente evidencia sobre los impactos de la llegada de los seres humanos a nuevos ambientes "prístinos", incluyendo alteraciones del hábitat terrestre y extinciones de especies. Sin embargo, los efectos de la utilización de los recursos marinos antes de la caza industrializada de ballenas, focas y pesca han permanecido en gran medida subestimados hasta el momento", declara Xénia Keighley del departamento de genética evolutiva de la Universidad de Copenhague y autora principal del estudio.

El alto valor de los productos de morsa como el marfil en los mercados internacionales probablemente llevó a una intensa presión de caza por parte de los pueblos nórdicos, lo cual, potencialmente exacerbado por un clima más cálido y el vulcanismo, resultó en la extinción de la morsa en Islandia.

"En nuestra investigación demostramos que la caza comercial, los incentivos económicos y las redes comerciales desde la época de los vikingos tenían una escala e intensidad suficientes para producir impactos ecológicos significativos e irreversibles en el medio marino", añade la investigadora. "Se trata de uno de los primeros ejemplos de extinción local de una especie marina después de la llegada humana, durante el comienzo de la explotación marina comercial" concluye.

ENLACES:

https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/vikingos-acabaron-morsas-islandia_14926

¿Sabes cuánto contamina tu basura digital?

 



https://porunusolove.elmundo.es/cuanto-contamina-tu-basura-digital.html




miércoles, 14 de junio de 2023

Estos son los seis 'virus zombi' que el cambio climático puede devolver a la humanidad

 




https://www.20minutos.es/noticia/5134543/0/virus-zombi-cambio-climatico-puede-devolver-humanidad/

🔼 El agua del mar registró en mayo temperaturas máximas de récord

 Así lo confirman los datos del Servicio de Cambio Climático (C3S) de Copernicus.

El Ártico se quedará por primera vez sin hielo a partir de 2030, diez años antes de lo previsto.



Isla del archipiélago de Mamanuca, en Fiji.WIKIPEDIA/Isderion

Todos los mares sin hielo registraron en mayo las temperaturas más altas para ese mes desde que hay registros, tanto en superficie como del aire, según el Servicio de Cambio Climático (C3S) de Copernicus.

"La señal de El Niño sigue apareciendo en el Pacífico ecuatorial. Las temperaturas sobre el océano están alcanzando niveles récord y nuestros datos indican que la temperatura media sobre todos los mares libres de hielo para mayo de 2023 fue superior a la de cualquier otro mes de mayo", ha subrayado la directora del C3S, Samantha Burgess.

Por tercera vez en 2023, la extensión del hielo marino antártico alcanzó un valor mensual mínimo récord para la época del año, situándose un 17% por debajo de la media.

Las concentraciones de hielo inferiores a la media se dieron en mayor medida en los mares de Weddell, Bellingshausen y Ross septentrional, mientras que en el de Amundsen siguieron prevaleciendo concentraciones por encima de la media.

Por su parte, la extensión del hielo marino ártico se aproximó mucho a la media y fue casi idéntica a la de mayo de 2022.

En su último boletín mensual, el C3S, que basa sus análisis en miles de millones de mediciones de satélites, barcos, aviones y estaciones meteorológicas de todo el mundo, destaca que el pasado mes fue el segundo mayo más cálido a nivel mundial, a solo 0,1 °C de distancia del primero.

Temperatura ambiente más cálida

En tierra, las temperaturas medias se aproximaron a las normales en la mayor parte de Europa, aunque en zonas de Canadá, África y el sudeste asiático fueron bastante más cálidas de lo normal, mientras que en Australia y del noroeste de la India al sur de Siberia, fueron notablemente más frías.

Por otra parte, fue un mes de mayo más húmedo que la media en la mayor parte del sur de Europa y en el oeste de Islandia, con inundaciones en Italia y en el oeste de los Balcanes.

Por contra, en la mayor parte de la península ibérica, Dinamarca, países Bálticos, sur de Escandinavia y gran parte del oeste de Rusia se vivieron condiciones más secas que la media.

Fuera de Europa, mayo fue más seco que la media en amplias regiones de América del Norte, Rusia central, Asia oriental y sudoriental, Cuerno de África, África meridional, Australia y América del Sur.

Las regiones más húmedas que la media fueron el sureste y suroeste de Norteamérica, el sureste de África, el sur de Brasil, Pakistán y Nueva Zelanda.

La primavera boreal, añade el informe, fue más seca que la media en la península ibérica y la mayor parte de Europa oriental, en tanto que las condiciones más húmedas se dieron en Islandia, Irlanda, la mayor parte del Reino Unido, Italia y la mayor parte de Europa central y sudoriental.

ENLACES:

https://www.20minutos.es/noticia/5135624/0/mares-sin-hielo-temperaturas-maximas-record-mayo-copernicus/

España se queda fuera de la gran carrera europea del biometano (a pesar de su potencial)

 


https://www.abc.es/contentfactory/post/2023/05/26/europa-y-la-independencia-energetica/

viernes, 9 de junio de 2023

Un océano de codicia

 

ARENA PARA LA CONSTRUCCIÓN:

- La arena del desierto no es apta para la construcción.

CABO VERDE

-Playas sin arena: sólo quedan los guijarros y las tortugas tienen dificultad para poner sus huevos.

METALES:

- Nódulos polimetálicos.

VIDEOS:


Buque hospital alemán Stuttgart


SINOPSIS


En las costas de Estados Unidos, Europa y Japón hay más de 6.300 pecios de la Segunda Guerra Mundial que continúan cargados con toneladas de crudo y combustible.Dispersos frente a los puertos, en los escenarios de batallas navales y a lo largo de las rutas comerciales, estas bombas de relojería siguen oxidándose y empezando a desprender fuel. Como muestra, un botón. Frente a las turísticas playas de la bahía de Danzig (Polonia), a sólo 20 metros de profundidad, descansan los restos del buque hospital alemán Stuttgart, hundido en octubre de 1943. Al subir una muestra de suelo, densas gotas de fuel caen de la pala: los investigadores las conocen como lágrimas negras. En la zona han desaparecido por completo todas las formas de vida. Esta zona está contaminada, loS peces comen veneno y nosotros, al comerlos, también.














ENLACES:

https://www.youtube.com/watch?v=OPKY5UyW_NI

miércoles, 7 de junio de 2023

🔼 Una guerra nuclear también tendría consecuencias catastróficas para el clima

 

En un mundo dividido, la degradación ambiental parece cobrar poca importancia si el uso del armamento nuclear está encima de la mesa. En un conflicto regional nuclear donde se usase únicamente un 1% se desencadenaría una hambruna con impactos a nivel global que duraría unos 15 años. En uno a escala global, las consecuencias serían catastróficas.



La guerra en Ucrania se está recrudeciendo. El presidente de EE. UU. Joe Biden advertía hace meses que involucrar a la OTAN en la guerra implicaría la tercera guerra mundial y hace poco Putin avisaba de que tenía las cabezas nucleares preparadas.

¿Qué podemos esperar a partir de ahora si el conflicto parece estar enquistándose y la guerra nuclear vuelve a estar sobre la mesa? La ciencia tiene muy claras las consecuencias de una escalada bélica sobre el clima y sobre la escasez de alimentos.


Los modelos climáticos nos permiten simular las repercusiones de la guerra sobre la producción agrícola, ganadera y piscícola. A continuación repasamos algunos de los diferentes escenarios posibles que nos puede dejar un enfrentamiento bélico: desde un invierno nuclear hasta un escenario de creciente rivalidad entre países.

Conflicto nuclear regional

Décadas después del fin de la Guerra Fría, el debate de las armas nucleares vuelve a estar sobre la mesa. En realidad, es un debate que nunca se fue. La carrera armamentística entre India y Pakistán, por ejemplo, puede tener consecuencias globales aunque se trate de una guerra local.


Bajo un escenario de guerra nuclear entre estos dos países, donde solo se usaría el 1% del arsenal nuclear mundial, se emitirían 5 millones de toneladas de hollín a la estratosfera. Esto es, los penachos de las bombas inyectarían a las capas altas de la atmósfera una cantidad ingente de aerosoles que bloquearían la radiación solar.

La radiación solar chocaría contra estos aerosoles y sería reflejada. Como consecuencia, la temperatura global disminuiría 1,8 ℃. El consiguiente oscurecimiento y enfriamiento afectaría a la producción mundial de maíz y trigo, que disminuiría un 13% globalmente.


Esta disminución no afectaría a todo el mundo por igual, sino que la zona templada del hemisferio norte, que incluye a Europa, Estados Unidos y China, sería la más afectada. La producción agrícola disminuiría entre un 20 y un 50% en estos países.


Se desencadenaría, por tanto, una hambruna con impactos a nivel global que duraría unos 15 años. Pasado este tiempo, volveríamos al escenario de cambio climático actual.

En un conflicto regional nuclear donde se usase únicamente un 1% se desencadenaría una hambruna con impactos a nivel global que duraría unos 15 años

Guerra mundial nuclear

Un conflicto nuclear a gran escala entre los Estados Unidos y Rusia en el que se empleasen 4.400 bombas de 100 kt (kilotones, equivalentes a miles de toneladas de TNT) inyectaría a la estratosfera 150 millones de toneladas de aerosoles. Esto disminuiría la radiación solar y la temperatura del mar bajaría 6,4 ℃. Estamos hablando de un escenario en el que solo se usaría en torno a la mitad del arsenal atómico actual.


A nivel global, dos años después de la guerra, la producción de alimentos disminuiría en un 80%. Dichas reducciones serían también más acusadas en la zona templada del hemisferio norte, donde llegarían al 99%.


De forma directa, fallecerían 770 millones de personas tras las bombas (muchas de ellas serían vaporizadas). Los supervivientes se enfrentarían a un invierno nuclear. En la zona templada, tendríamos menos del 1% de los alimentos que actualmente se producen.


Cabe destacar que, probablemente, la especie humana sobreviviría a semejante escenario nuclear. No se trata de un cataclismo comparable, por ejemplo, al causado por el meteorito de Chicxulub, que acabó con los dinosaurios a finales del cretácico. En ese caso, se emitieron más de 1.500 millones de toneladas de hollín.

Rivalidad regional y nacionalismo exacerbado

El escenario de guerra nuclear es sin duda un escenario extremo y se debe evitar a toda costa. Lo que ya está pasando a día de hoy es que el mundo occidental está tratando de aislar económicamente a Rusia, y no sabemos todavía cómo reaccionarán las otras potencias mundiales. Cabe esperar que disminuya la cooperación internacional y que se produzca un aumento en la rivalidad entre regiones.


No solo las políticas de Putin, sino que muchos de los líderes regionales o nacionales actuales o recientes se encuadran dentro del escenario que el IPCC califica como SSP3. Se trata de un escenario donde, en palabras de sus creadores, se produce un “nacionalismo resurgente”.

En este escenario, las grandes potencias se centran principalmente en sus necesidades domésticas de seguridad alimentaria a corto plazo y en la seguridad nacional. Se abandonan los pactos climáticos actuales, junto con las mejoras tecnológicas y de educación. La degradación ambiental cobra poca importancia en un mundo dividido.


No sabemos si nos encontraremos con este escenario climático tras la guerra, pero es una consecuencia esperable de un cisma entre Occidente y Oriente. En estas circunstancias, nos encontraríamos con una intensificación del cambio climático. A día de hoy, con los acuerdos que están aprobados, la temperatura global a nivel medio aumentaría 2,7 ℃ a final de siglo. Bajo el escenario de nacionalismo resurgente, la temperatura aumentaría hasta los 4 ℃. Estamos hablando de la temperatura media global. Esto quiere decir que en algunas zonas el calentamiento podría llegar a ser de 7 ℃.


Las simulaciones climáticas nos enseñan que el precio de una escalada nuclear o el de un resurgimiento nacionalista es la seguridad alimentaria (aunque en grados diferentes, obviamente). Una escalada bélica no solo no salvaría a nuestros vecinos de Ucrania, sino que además comprometería la disponibilidad de alimentos en otras partes del mundo. Debemos por tanto disminuir, y no aumentar, el número de países que participan en esta guerra.




ENLACES:

https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/guerra-nuclear-tambien-tendria-consecuencias-catastroficas-para-clima_17999

¿Habrá suficiente agua para un mundo superpoblado? Analizamos el futuro del agua en el planeta

 



https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/futuro-agua-planeta_2190

Madrid será tan cálido como Marrakech en 2050

 


https://www.nationalgeographic.com.es/medio-ambiente/2050-madrid-se-parecera-a-actual-marrakech-asi-afectara-a-ciudades-calentamiento-global_14518

Los árboles son clave para bajar la temperatura en las ciudades

 

Un estudio reciente sobre la capacidad termorreguladora de los árboles y su importancia para el microclima urbano concluye que las zonas arboladas de las ciudades europeas se mantienen entre 2 y 4 veces más frescas que los espacios verdes urbanos sin árboles.



Con frecuencia es posible observar — a veces ante la compresible indignación de quien ve en ello más que una acción destinada a sanear la inversión municipal — como diversas intervenciones urbanas en diferentes puntos de la geografía española han consistido en erradicar los árboles de parques, paseos o calles de las ciudades. Lamentablemente, además de la patente arbitrariedad con la que en ocasiones se han llevado a cabo estas intervenciones, se trata de una práctica tan habitual como contraproducente.

Los árboles producen oxígeno, secuestran CO2, albergan una buena parte de la biodiversidad urbana o proporcionan beneficios psicológicos tal y como lo hacen las zonas verdes, entre otros servicios. Además, en ciertas áreas de un país como España, caracterizado por sus altas temperaturas estivales, los árboles sobre todo nos protegen de los rayos del sol y las altas temperaturas a través de la sombra y la transpiración. Y en este sentido, pese a que investigaciones anteriores ya habían destacado el papel de los árboles a la hora de mitigar el calor urbano y sus impactos asociados a la salud de las personas, el modo en que estos afectan a la temperatura de diferentes ciudades y a su vez, en los distintos espacios dentro de estas, había sido una cuestión relativamente poco estudiada.

Ahora, no obstante, un estudio titulado The role of urban trees in reducing land surface temperatures in European cities, publicado recientemente en la revista Naturepara arrojar luz sobre esta cuestión. En él, su autor principal, el investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y el Clima de Escuela Politécnica Federal de Zúrich,Jonas Schwaab, y sus colegas, basándose en los datos satelitales de temperatura de la superficie terrestre y de cobertura del suelo, compararon las diferencias de temperatura entre las áreas urbanas con árboles, los espacios verdes urbanos sin árboles y las áreas edificadas de 293 ciudades europeas.


Así, los autores encontraron que las áreas urbanas con árboles mostraron temperaturas de entre 2 a 4 veces más bajas que los espacios verdes urbanos sin árboles. También que, en comparación con el tejido urbano continuo, las temperaturas (en superficie terrestre) observadas en las áreas urbanas con árboles fueron entre 1ºC y 4ºC más bajas de media en las regiones del sur de Europa, y de entre 8ºC y 12ºC en Europa Central.

Las temperaturas en las áreas urbanas con árboles fueron entre 1ºC y 4ºC más bajas de media en las regiones del sur de Europa y entre 8ºC y 12ºC en Europa Central

Los investigadores destacan del mismo modo que, si bien los árboles urbanos tienen un gran potencial para refrescar las áreas urbanas en todas las regiones europeas, sobre todo en verano, los pastos y algunos espacios verdes urbanos sin árboles presentan en algunos casos un pequeño efecto de calentamiento en algunas áreas urbanas de las regiones del sur de Europa, "lo que refuerza aún más la idea de la importancia de los árboles en las ciudades", concluyen los autores.

ENLACES:

https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/arboles-son-clave-para-bajar-temperatura-ciudades_17568

La caza furtiva y el comercio ilegal de rinocerontes disminuye en todo el mundo

 


https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/caza-furtiva-y-comercio-ilegal-rinocerontes-disminuye-todo-mundo_18687

Así afecta el plástico a los animales

 

Las características que hacen del plástico un material útil para los humanos multiplican el peligro que supone para la fauna.



Cigüeña atrapada en una bolsa

El fotógrafo liberó a esta cigüeña de la bolsa de plástico en un vertedero de España. Una bolsa puede matar más de una vez: los cadáveres se pudren, pero el plástico perdura, y puede volver a asfixiar o a atrapar.


ENLACES:

https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/asi-afecta-plastico-a-animales_12738

Glaciares de los pirineos, el hielo que se agota

 

La inmensa mayoría de los glaciares del planeta retroceden a un ritmo sin precedentes, y algunos de los primeros en desaparecer para siempre se encuentran en los Pirineos, donde los científicos calculan que para el 2050 no quedará ninguno.



Hace unas semanas mis padres regresaron de su viaje a los Pirineos. Llevaban 30 años sin pisar aquellos parajes. Su recuerdo era el de un paisaje cubierto de nieve y glaciares. Después de más de dos décadas, volvían al lugar para rememorar aquel recuerdo y a la vez huir del calor que, todavía en septiembre, azota del sur de la península Ibérica. Poco dados al alarmismo climático, a menudo suelen relativizar la información que respecta al calentamiento global; no es que lo nieguen, si no que como tantas personas, recelan de mensajes catastrofistas. Sin embargo, años después, la desconcertante visión de unos Pirineos sin hielo y nieve, o al menos muchísimo menos de lo que recordaban, les ha hecho darle más de una vuelta a la cuestión. ¿Dónde habían ido los glaciares de los Pirineos?

La evolución de los glaciares depende de la acumulación de nieve durante la estación fría y del deshielo durante la más cálida respectivamente. De hecho, según los expertos la llamada Pequeña Edad de Hielo que tuvo lugar entre los siglos XIV hasta mediados del XIX, representa la última fase de avance de los glaciares de montaña en todo el mundo. Desde entonces, según varios estudios, el declive de los glaciares de montaña a nivel global ha sido casi continuo, a excepción de breves periodos de estabilización.


Glaciares de montaña, el inicio del fin

Varios estudios identifican la década de 1980 como el último punto de inflexión en la evolución de los glaciares, momento desde el cual han comenzado a menguar en todo el mundo. En las cadenas montañosas del hemisferio norte ubicadas en zonas templadas, predominan en la actualidad los glaciares considerados muy pequeños, que son los que cuentan con menos de 0,5 kilómetros cuadrados de superficie. La contracción de estos glaciares se ha acelerado desde finales del Siglo XX y principios del XXI, algo que los científicos achacan al aumento de las temperaturas a nivel global.

Los glaciares más meridionales de Europa, todos ellos clasificados como glaciares muy pequeños, se encuentran en los Pirineos, los Apeninos y la Península Balcánica, en elevaciones de entre 2.000 y 3.300 metros sobre el nivel del mar. Desde el máximo de la pequeña edad de hielo estos glaciares han perdido entre el 30% y el 100% de su volumen.


Pero en el sur de Europa, los glaciares de más de 5 hectáreas, en la actualidad solo se encuentran presentes en los Pirineos, los cuales están en peligro extremo y podrían desaparecer o convertirse en parches de hielo residual en aproximadamente 20 años, según explican los investigadores Ixeia Vidaller, Jesús Revuelto, Eñaut Izagirre y Francisco Rojas Heredia, en un artículo que bajo el título Toward an Ice‐Free Mountain Range: Demise of Pyrenean Glaciers During 2011–2020 se publicaba en septiembre de 2021 en la revista especializada Geophysical Research Letters. Este tipo de proceso ya se ha observado en otras cadenas montañosas del sur de Europa o en áreas tropicales como las montañas de Santa Isabel, en Colombia o las montañas de Puncak Jaya, en Indonesia, donde su desaparición es inminente.


El declive de los glaciares pirenaicos

En los Pirineos, la temperatura ha aumentado más de 1,5°C desde la Pequeña Edad de Hielo, y los datos obtenidos desde la década de 1980 muestran una disminución significativa de la profundidad de la nieve especialmente marcada en las zonas más altas de los Pirineos españoles y franceses. Esto ha provocado un marcada reducción de los glaciares de los Pirineos en las últimas décadas, que han pasado de contar con 2.060 hectáreas en el año 1850 a 810 en 1984, y a tan solo 246 en 2016, una reducción total en la masa de hielo y nieve de más del 80%. En cuanto a su número, la cordillera contaba en el año 1850 con 52 glaciares, de los cuales en la actualidad, solo sobreviven 19.


Según los investigadores, la principal pregunta que debe responderse sobre la evolución de los glaciares pirenaicos es si aún están controlados por las condiciones climáticas mostrando un encogimiento y un desgaste acelerados, o si por el contrario los cambios de los glaciares actuales obedecen a factores topográficos que podrían atenuar su respuesta al aumento de la temperatura, como que se hallen en zonas de sombra o se encuentren en zonas preferentes para la acumulación de nieve.


Sin embargo, los científicos han constatado que en los últimos años, entre 2011 y 2020, la superficie cubierta de glaciares de los Pirineos has disminuido en más de un 20% en solo 9 años, y han desaparecido 3 de ellos, siendo la tasa de pérdida de hielo similar a la observada desde la década de 1980. Los científicos concluyen que en general, el factor que sigue controlando la evolución de los glaciares de alta montaña de los Pirineos responde a las condiciones climáticas, lo que indica que los glaciares pirenaicos se encuentran en un grave desequilibrio, por lo que es muy probable que desaparezcan en las próximas décadas.


ENLACES:

https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/glaciares-pirineos-hielo-que-se-agota_18750

Así se transforman los restos de nuestros campos en energía sostenible

  https://nextspain.es/2024/06/20/asi-se-transforman-los-restos-de-nuestros-campos-en-energia-sostenible/?utm_source=VNEWS&utm_medium=na...