martes, 29 de agosto de 2023

🔼 Ni los cañones de nieve podrán evitar la desaparición de las pistas de esquí de Europa por el cambio climático

 La mitad de las estaciones europeas se quedarán sin su manto blanco en un planeta a 2 grados. La fabricación artificial podrá reducir el riesgo un tiempo, pero su efecto será limitado a largo plazo

En la Península Ibérica, se prevé que el 100% de las pistas se enfrente a la escasez incluso con ayuda de cañones de nieve


A los españoles les quedarán pocas alternativas para esquiar cerca de casa. El cambio climático amenaza el 100% de las estaciones de esquí de la Península Ibérica y el 90% de las de los Pirineos por la falta de nieve. A nivel europeo, la situación no es mucho mejor: se prevé que la mitad de las estaciones de esquí de Europa sufran escasez de nieve si el calentamiento global llega a los 2 grados, un escenario que no es impensable. La nieve artificial podrá paliar la situación un tiempo, reduciendo la cifra de pistas afectadas al 27% en Europa, pero a la larga la mayoría de las estaciones de esquí se verán en peligro.


Así lo determina un estudio publicado este lunes en 'Nature Climate Change', que ha hecho un análisis de 2.234 estaciones de esquí ubicadas en los 28 países europeos para saber a qué situación se enfrentan si el planeta llega a los 2 grados de calentamiento. Por ponerlo en contexto, actualmente la temperatura global está en unos 1,2 grados sobre la era preindustrial y no hay una fecha fija en la que los científicos sepan con certeza cuándo el planeta llegará a los 2 grados. Dependerá en buena medida de las emisiones de gases de efecto invernadero que los países expulsen a la atmósfera. Sin embargo, si todo sigue como hasta ahora, el mundo podría alcanzar esta temperatura a partir de mediados de siglo. Y se podría llegar a los 2,8ºC para 2100.

Sin nieve artificial

Por eso la industria del esquí se enfrenta a un reto mayúsculo que, en algunos casos, no podrá solventar ni artificialmente, como se creía. En concreto, el análisis revela que sin la fabricación de nieve, el 53% de las 2.234 estaciones de esquí estudiadas correrán un riesgo muy alto de quedarse sin nieve en un planeta que se encuentre a 2 grados de calentamiento global. En el caso de que las emisiones de efecto invernadero sean muy altas y el aumento de la temperatura llegue a los 4 grados, las estaciones que se quedarían sin nieve serían el 98%.


Sería un varapalo para Europa, que alberga el mayor mercado mundial de turismo de nieve, con alrededor del 50% del total de estaciones de esquí del mundo. Acoge el 60% de las visitas anuales de esquiadores (solo el 43% en los Alpes europeos), lo que supuso 209 millones de esquiadores en 2019 y un volumen de negocio que supera los 30.000 millones de euros al año.


Con cañones de nieve

Por eso, los investigadores han calculado si este déficit se podría paliar con nieve artificial. El uso de cañones en el 50% de la superficie de una estación reduciría el porcentaje de estaciones en peligro a un 27% en un escenario de 2 grados de calentamiento. Esto paliaría la situación durante un tiempo, aunque si continuara el cambio climático, al final estarían en riesgo la mayor parte de las estaciones, incluso con el uso de nieve artificial. A 4 grados de calentamiento global, la nieve se derretiría igualmente en el 71% de las estaciones un escenario. Además, esto supondría una demanda creciente de agua y electricidad (y la huella de carbono relacionada) de la producción de nieve.


Los resultados, sin embargo, son muy variables según regiones. El uso de cañones podrá ayudar en los países nórdicos y en Turquía, por ejemplo. Pero en el caso de España, ni con ayuda de nieve artificial se podría solventar el problema del aumento de temperaturas. En un escenario de 2 grados, combinado con el uso de cañones, seguirían en riesgo de escasez de nieve entre el 80 y el 100% de las pistas de la Península Ibérica. Las estaciones ubicadas en los Pirineos pueden tener más suerte. La pistas en situación de escasez pasaría de ser el 89% a entre el 11 y el 30%.

Si bien representa una fracción modesta de la huella de carbono total del turismo de esquí, la fabricación de nieve es una parte inherente de la industria del turismo de esquí y «personifica algunos de los desafíos clave en el nexo entre la adaptación al cambio climático, la mitigación y el desarrollo sostenible en las montañas, con sus alta vulnerabilidad socioecológica», dicen los autores del estudio.

ENLACES:

https://www.abc.es/sociedad/mitad-pistas-esqui-europa-desapareceran-20230828135247-nt.html

jueves, 10 de agosto de 2023

El intrigante bosque de secuoyas americanas que George H.W. Bush ‘plantó’ en Pontevedra y que cada año está más bello

 


¿Te gustaría sentirte como un hobbit en la Tierra Media? ¿O quizás como un explorador en el lejano oeste al norte de California? Pues no hace falta que viajes a Nueva Zelanda o a Estados Unidos, porque en Galicia hay un lugar donde puedes vivir esas experiencias sin salir de la península ibérica. Se trata del bosque de secuoyas de Poio, en Pontevedra, el mayor de Europa de su especie.

Las secuoyas son unos árboles impresionantes que pueden llegar a medir más de 90 metros de altura y tener troncos de más de 10 metros de diámetro. Son originarias de California, donde forman parte del paisaje natural y cultural. Allí se encuentran algunos ejemplares milenarios que han sido testigos de la historia y la evolución del planeta.

Pero, ¿cómo es que hay secuoyas en Galicia? Pues resulta que en 1992, con motivo del quinto centenario del descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón, el presidente estadounidense George Bush padre tuvo la genial idea de enviar 500 secuoyas rojas (sequoia sempervirens) a España como regalo y símbolo de amistad entre los dos continentes.

El destino elegido para plantar estas secuoyas fue el monte Castrove, en Poio, un lugar privilegiado por su clima y su suelo, que favorecieron el crecimiento y el desarrollo de estos árboles. Además, desde allí se puede contemplar la ría de Pontevedra y el océano Atlántico, que conecta a Galicia con América.

Así nació este bosque de secuoyas, también conocido como el bosque de Colón, que ocupa unas 2 hectáreas y alberga unos 450 ejemplares de secuoyas. A pesar de su corta edad (unos 30 años), estas secuoyas ya han alcanzado una altura considerable y una frondosidad que crea un ambiente mágico y misterioso.

Pasear por este bosque es una experiencia única e inolvidable, que te hace sentir muy pequeño ante la majestuosidad de estos gigantes verdes. El silencio y la sombra que reinan en el lugar invitan a la reflexión y al asombro. Es como entrar en otro mundo, donde el tiempo se detiene y solo importa la naturaleza.

Para visitar el bosque de secuoyas, puedes dejar el coche en el área recreativa de O Castro, donde hay un amplio aparcamiento. Desde allí, puedes seguir un sendero señalizado que te llevará hasta el bosque en unos 15 minutos. También puedes aprovechar para conocer el resto del monte Castrove y sus alrededores, donde hay otros atractivos naturales y culturales.

Por ejemplo, puedes subir al mirador del monte Castrove, que está a 609 metros y ofrece unas vistas espectaculares de la ría y las islas Ons. O puedes visitar el monasterio de Armenteira, una joya del arte cisterciense que data del siglo XII y que inspiró al escritor Valle-Inclán para su obra Aromas de Leyenda.

ENLACES:

https://www.msn.com/es-es/viajes/noticias/el-intrigante-bosque-de-secuoyas-americanas-que-george-h-w-bush-plant%C3%B3-en-pontevedra-y-que-cada-a%C3%B1o-est%C3%A1-m%C3%A1s-bello/ar-AA1f1fsq?ocid=entnewsntp&cvid=7f7922cade5e4a31ba52b173b14656e1&ei=27

Así se transforman los restos de nuestros campos en energía sostenible

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