viernes, 2 de febrero de 2024

🔼 EE.UU. admite «efectos duraderos» del accidente nuclear en Palomares

Un documento para el Capitolio recoge que hay contaminación en el área del accidente y que España no puede hacerse cargo del almacenamiento de los residuos


Manuel Fraga y el embajador estadounidense, Biddle Duke, tomando un baño en Palomares (Almería) en 1966 ABC

Un informe del servicio de auditoría interna del Gobierno de los Estados Unidos ha hallado que los restos nucleares en España tras el accidente aéreo en la localidad almeriense de Palomares en 1966 producen aún «efectos duraderos», relacionados con cambios en la explotación de tierras agrícolas, y recuerda al Ejecutivo y Legislativo norteamericanos que «la asistencia de EE.UU. es vital parta ofrecer una solución de almacenamiento final para resolver el problema de la contaminación residual en el sitio de Palomares», en línea de lo defendido por el Gobierno español.

Ese informe, fechado el 31 de enero de 2024, afirma que desde 2015 no ha habido avances significativos en las negociaciones entre Washington y Madrid para poder hacer que EE.UU. se haga responsable del almacenamiento final de los restos, ya que la Unión Europea cree que así debe ser por falta de infraestructura segura en España. El año pasado, en vísperas de una visita de Pedro Sánchez a Washington, el Gobierno español retomó el proceso para forzar a EE.UU. a que limpie el área de Almería que fue afectada por el accidente nuclear. Aún hay 50.000 metros cúbicos de tierras contaminadas distribuidas en 44 parcelas que el Estado pretende expropiar.

El informe, de 64 páginas, lo elabora la Oficina de Responsabilidad del Gobierno —GAO por sus siglas en inglés—, una agencia independiente del gobierno de EE.UU. que proporciona información factual y evaluaciones imparciales al Capitolio, con el fin de ayudar a mejorar la transparencia y la rendición de cuentas del gobierno federal. GAO realiza auditorías, evaluaciones y análisis de programas gubernamentales, políticas y operaciones para informar al Congreso y a la ciudadanía sobre la eficacia del gobierno estadounidense.

Este informe en concreto ha sido preparado para la Comisión de Medio Ambiente del Senado, una cámara esta última en la que los demócratas son mayoría. Las partes relativas a Palomares han sido enviadas al Gobierno español para su revisión.

Durante la Guerra Fría, diversas operaciones de EE.UU. provocaron contaminación radiactiva en Groenlandia, España y las Islas Marshall. En Groenlandia, durante la década de los 60, EE.UU. enterró líquidos radiactivos en el hielo mientras operaba una base experimental con misiles nucleares. En 1966, en España, dos aviones de defensa de EE.UU. chocaron, dispersando restos radiactivos sobre la ciudad de Palomares. Desde 1946 hasta 1958, EE.UU. realizó 67 pruebas de armas nucleares en Islas Marshall, y la lluvia radiactiva contaminó varios atolones.

El informe examina la cantidad y el tipo de contaminación radiactiva en esos lugares, con entrevistas a funcionarios norteamericanos y extranjeros. Tras analizar los tres casos, dando abundantes detalles del accidente en España y las negociaciones que duran hasta hoy, la Oficina de Responsabilidad del Gobierno recomienda que el Secretario [ministro] de Energía desarrolle y documente una estrategia de comunicación sobre la contaminación radiactiva que sea sostenible, comprensible y más transparente, en beneficio del caso más grave, que es el de las Islas Marshall.

Dos bombas dispersaron carga nuclear en la zona

El 17 de enero de 1966, los dos aviones militares estadounidenses chocaron en el aire durante una operación de reabastecimiento de combustible en Almería. Uno de los aviones, un B-52, transportaba bombas nucleares termonucleares de hidrógeno. El otro era un tanque aéreo de abastecimiento KC-135. Murieron siete soldados de EE.UU. Cuatro bombas cayeron sobre Palomares. Ninguna de las bombas explotó, pero dos de ellas dispersaron carga nuclear en la zona. EE.UU. lanzó una operación de limpieza y recuperación para recuperar las bombas y limpiar la zona afectada. Se llevaron a cabo amplias labores de descontaminación en Palomares y se retiró una gran cantidad de tierra contaminada.

En 1953, España y EE.UU. habían firmado un acuerdo de defensa que le permitía a este último el uso de instalaciones españolas en apoyo de la defensa mutua. Así, EE.UU. podía efectuar vuelos y repostaje de aviones militares nucleares en territorio soberano español.

Después de establecer criterios de limpieza y definir áreas contaminadas, las autoridades estadounidenses comenzaron la extracción de material en Palomares. Se dividieron 844 parcelas contaminadas y se removió suelo y vegetación contaminados. En total limpiaron 285 acres de suelo (1,15 kilómetros cuadrados), incineraron 3.700 cargas de vegetación y enviaron 1.400 toneladas de escombros a EE.UU. para su destrucción en unas instalaciones en Carolina del Sur.


Playa de Quitapellejos en Palomares, en la que se bañó el entonces ministro Manuel Fraga tras el accidente EFE

Cambios en el uso del terreno desde la década de los 80

El riesgo proviene del desarrollo de la zona, según el documento. De mediados de la década de los 80 hasta los 90, Palomares experimentó cambios significativos destinados a aumentar el desarrollo agrícola y urbano. Se construyeron grandes estanques de almacenamiento de agua y varias terrazas de cultivo en áreas contaminadas para ayudar en la irrigación extensiva. Además, algunas tierras contaminadas que habían sido designadas como rurales y sin uso agrícola fueron reclasificadas como terrenos urbanizables.

El informe recoge que aun hay material contaminado y afirma que «la Comisión Europea ha señalado que España no cuenta con instalaciones capaces de almacenar el suelo contaminado, por lo que la asistencia de EE.UU. es vital para encontrar una solución de almacenamiento final que remedie el problema de contaminación residual en el sitio de Palomares».

Por lo que trascendió de la visita de Sánchez a Biden en la Casa Blanca en mayo de 2023, ambos mandatarios hablaron de Palomares, pero lo cierto es que desde el anterior Ejecutivo no ha habido avances reales para cerrar las dudas sobre la custodia del material contaminado, y así lo recoge este informe. Según dijo la Casa Blanca en la última parte del comunicado correspondiente, «los dos presidentes le encargaron a sus respectivos equipos que sigan las conversaciones para un acuerdo final para la limpieza del sitio del accidente ocurrido en 1966».

El documento destaca que en la actualidad las «actividades de limpieza en Palomares se han detenido» y continúan sin cambios desde hace varios años. Revela sin embargo que el Gobierno español es consciente del perjuicio continuado que sufre el campo almeriense. Según afirma el documento: «Un representante de la Embajada de España en EE.UU. nos informó de que la zona de Palomares ha tenido dificultades para vender sus productos agrícolas debido al estigma de una posible contaminación radiológica».

En 2015, con Mariano Rajoy y Barack Obama en el poder, ambos países firmaron una declaración de intenciones para cooperar en un programa de limpieza adicional en Palomares. A pesar de esto, las negociaciones entre ambos países no han culminado en un acuerdo final.

El informe se hizo entre marzo de 2020 y enero de 2024. En el caso español, su conclusión es que «cierta contaminación permanece en Palomares después de las operaciones de limpieza acordadas». No cita, como sí hace en los casos de Groenlandia y las Islas Marshall, el calentamiento global como un agravante en el caso de Palomares. Además, recoge que los estándares sobre contaminación han cambiado tras la aplicaciones de directivas europeas.

ENLACES:

https://www.abc.es/sociedad/eeuu-admite-efectos-duraderos-accidente-nuclear-palomares-20240202204315-nt.html


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