RESUMEN:
Un estudio de Ecologistas en Acción, financiado por el MITECO, recoge el impacto tóxico de los filtros solares para la salud y la biodiversidad de la zona.
Agenda 2030
Como cada año, la organización Ecologistas en Acción presenta su informe Banderas Negras 2022, que recoge los peores casos de contaminación y mala gestión ambiental en nuestras costas. De los 48 casos denunciados, destaca una novedad, y es que, por primera vez, alarma del impacto de las cremas solares en aguas de zonas turísticas como la Costa del Sol.
El caso particular de las calas del Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, en Nerja, es paradigmático. El impacto de los filtros solares de las cremas de protección son un verdadero problema para espacios naturales como este, donde la hidrodinámica marina es menor.
Son playas semiconfinadas, con baja movilidad de la masa marina, donde los químicos presentes en las cremas solares –como cualquier otro contaminante– tienden a acumularse con una mayor facilidad. Esto es un problema para la biodiversidad e, indudablemente, para la salud humana. Sobre todo en época estival, cuando el uso de los protectores se dispara.
De acuerdo a un estudio publicado en Science, se hallaron varios compuestos de las cremas solares en peces costeros de la isla de Gran Canaria. Estos químicos son bioacumulativos, persistentes y tóxicos. Son disruptores endocrinos que llegan a nosotros a través de la cadena trófica. De la misma manera que ocurre con los microplásticos, estas sustancias acaban llegando a nuestro torrente sanguíneo.
Esta es una consecuencia derivada del enorme impacto que tiene la acción humana sobre la biodiversidad. En espacios protegidos como las calas de Maro-Cerro Gordo, la masificación turística que sufren durante el verano les ha llevado a recibir la bandera negra de los ecologistas.
[Estas son las peores playas de España según el informe ecológico Banderas Negras]
La organización ya había dirigido previamente un escrito a la Junta de Andalucía en septiembre del año pasado en el que se recordaba a los dirigentes autonómicos su obligación de gestionar espacios naturales como el de Málaga.
El enclave natural de los acantilados se encuentra dentro de la Red Europea Natura 2000, áreas de biodiversidad protegidas por la Unión Europea. Una normativa que obliga a tener aprobado el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN), con medidas obligatorias de conservación y mantenimiento de hábitats y especies de interés comunitario.
Sin embargo, como recoge el informe, existen hasta un centenar de artículos científicos realizados en España –además del mencionado en anteriores líneas– en los que se detalla cómo los filtros solares ultravioletas de los protectores provocan “un impacto ecotoxicológico considerable”.
Los compuestos acaban afectando al fitoplancton, el zooplancton y la flora algal y fauna de invertebrados y vertebrados. Entre las especies más dañadas se encuentra el erizo de mar, los mejillones, la almeja fina, el pulpo o el cangrejo de roca, y también peces como el mero o la dorada.
En lo que compete al enclave natural de Maro-Cerro Gordo, la organización –respaldada por una amplia literatura científica– contempla como única solución la prohibición del baño en sus calas. Es una medida contemplada en el PORN, donde se señala la potestad de la Consejería de Medioambiente para limitar o restringir la entrada de visitantes de forma eventual o permanente por su impacto medioambiental.
En el resto de la costa, la solución pasa por optar por protectores con formulaciones alternativas biodegradables y naturales. Es decir, aunque se trate de un objetivo difícil de implementar a nivel global en el corto plazo, los expertos plantean que empresas y particulares deben poder optar por cremas que sean más respetuosas con el medio marino.
Las banderas negras bañan las costas
Además de este caso particular, los ecologistas han otorgado otras 47 banderas negras en zonas costeras de nuestro país. Denuncian dos casos de contaminación y mala gestión por cada provincia y comunidad autónoma.
Como en ediciones anteriores, las problemáticas más denunciadas giran en torno a los vertidos, deficiencias en los sistemas de saneamiento y graves problemas de depuración (14 casos); a la urbanización de la costa (10 casos), que a veces invade incluso el dominio público marítimo-terrestre, y las afecciones a la biodiversidad (cinco casos).
También han encontrado otro tipo de alteraciones en relación a los dragados y ampliaciones portuarias; afecciones a consecuencia del desarrollo de zonas industriales próximas a la costa; acuicultura o contaminación química; erosión de las costas o acumulación de basuras marinas.
La organización los califica de “atentados ecológicos” que crecen cada año. No obstante, también están aumentando los movimientos vecinales de rechazo más concienciados con la salud de los ecosistemas. El problema es que, a pesar de esta presión, “las administraciones hacen oídos sordos y actúan lentamente”, apuntan desde Ecologistas.
Entre los ejemplos más claros de esto es la degradación constante y acusadas de una isla de biodiversidad como Doñana, que está sufriendo una sequía a cámara lenta por la sobreexplotación de su acuífero. Aunque no todo son malas noticias. Como subraya el informe, existen algunos casos de mejoras que se han logrado gracias a la movilización ciudadana y a informes como el de Banderas Negras.
Tres ejemplos de ello son la nueva depuradora de Barbate (Cádiz); el arreglo del emisario de Roquetas de Mar (Almería) y la ampliación de la depuradora para incluir el tratamiento terciario y aprovechar el agua regenerada; o las iniciativas políticas, administrativas y judiciales espoleadas por la presión social llevadas a cabo en el Mar Menor (Murcia).
Todos estos casos estaban incluidos en los informes Banderas Negras anteriores. No obstante, en el caso del Mar Menor, las mejoras aún no son suficientes, por lo que este año ha vuelto a recibir una calificación negativa por el informe de Ecologistas.
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